Bueno pues ya he decidido que mi blog va a tener un estilo un tanto “casero”. Son las ventajas del sistema, lo mismo permite opinar de un tema social, local o político, que poner una receta de cocina, colgar una fotografía o enseñar a hacer manualidades. Como la vida misma, ¿por qué no?.
Así que hoy me he levantado y me he dicho, porqué no hablar del tema de la jubilación a los 67 años, si es algo que me afecta y me toca tan directamente. Y es que espero llegar a los 67 años y haberme jubilado como mínimo dos años antes, como hasta ahora.
Prefiero no imaginar como estaré cuando tenga esa edad, si no he desaparecido ya, si he de tomar como referencia los problemas físicos y de salud que tengo ahora con quince años menos. Y eso teniendo en cuenta que desempeño un trabajo de los considerados cómodos entre comillas, salvo porque genera problemas óseos, musculares, de estrés y por ende otros problemas internos derivados de la ingesta continua de antiinflamatorios, calmantes y otro tipo de medicamentos.
¿Podéis imaginar que opinaría si estuviera en un puesto de trabajo que todavía entrañara más riesgos físicos y conllevara secuelas más graves?.
Cuando cumpla 67 años, habré cotizado a lo largo de 45. Considero que aunque fueran 43, habrían sido más que suficientes para poder tener derecho a percibir una pequeña parte, de lo que mes a mes he ido aportando al Sistema.
Podría admitir lo de jubilación forzosa o voluntaria, con los mismos derechos por supuesto, dando opción a que aquellas personas que voluntariamente lo desearan, pudieran prolongar su vida laboral no hasta los 67 años, sino más allá si cabe, es decir hasta la edad en que su capacidad física, psíquica e intelectual, según cada caso, les permitiera estar en activo.
Se habla de que se vive más, y es algo muy cierto. Tengo cincuenta y un años, a punto de cumplir cincuenta y dos, recuerdo que hace unos cuarenta años la gente en general tenía un aspecto que le hacía aparentar más edad, influía mucho la forma de vestir, el entorno, las costumbres, etc. Hoy como dicen se vive más, pero no sólo hay que valorar los años que se viven fríamente, sino la situación en que se viven esos años.
Si tomáramos como referencia a nuestros
convecinos y
convecinas podríamos
plantearnos y responder estas preguntas fácilmente: ¿Cuántos vecinos y vecinas de Cascante, se han quedado en el camino y no han llegado ni siquiera a cumplir los 65 años?. ¿Cuántos llegan a esa edad incapacitados física o
psíquicamente?. ¿Cuántos estaban esperando la jubilación con gran alegría y apenas han tenido tiempo de disfrutarla?. ¿Cuántos superan esa edad, viven más años y dependen de otras personas para subsistir?.
Sí, se vive más, es algo cierto, pero ¿a qué precio?.
Por otro lado, si no van quedando vacantes, ¿dónde se van a colocar los jóvenes a los que hoy en día les resulta tan difícil encontrar trabajo?. ¿O tantas personas que están quedando en el paro y en una edad tan difícil?.
Trabajar fue un castigo bíblico para los que así lo crean. ¿Por qué hemos de ser pues castigados?. ¿Qué hemos hecho mal?. ¿No será un problema de mala gestión cuyos responsables son otros, y no precisamente los
trabajadores, ni el hecho de que estos vivan más o vivan menos?.
¿Permitiremos los
trabajadores y
trabajadoras que nos sean recortados derechos que tanto nos ha costado conseguir?.
Y los Sindicatos ¿dónde están?. Esperemos que cumplan realmente su papel que no es otro, aunque no lo parezca, que el de defender nuestros derechos.
Qué fácil y qué cómodamente se legisla desde amplios y agradables despachos, a los que se acude diariamente en
confortables vehículos, conducidos por chóferes que te recogen a la puerta de casa. Cuando basta tan sólo un chasquido de dedos para que te sirvan el desayuno y son suficientes
siete años para causar derecho a una muy buena pensión.
La realidad de la gente de a pie es otra bien distinta…