Ese “pasado inmediato” en el que todo ha sido construir e inaugurar, en el que sí te oponías o discrepabas, te tachaban de mal ciudadan@. En el que además nos hipotecaron en grandes obras de dudosa necesidad y rentabilidad, como el paso del tiempo está demostrando.
En el que daba exactamente igual: sí las localidades necesitaban esas infraestructuras o no; sí sus ciudadanías podrían soportar después el coste compartido de las obras o no; sí podrían sobrellevar su mantenimiento o no; sí iban a llenarse de contenidos o no e incluso de si llenarían su aforo. Porque para conocer todos estos datos, no se molestaron en hacer siquiera estudios sociológicos que avalaran y justificaran su necesidad.
Hasta 30 centros, llámense pseudo-baluartes pues los hicieron a su imagen y semejanza, se jactó Miguel Sanz de haber inaugurado a largo de su última legislatura, en el discurso que pronunciaba el día que inauguraba el Centro de Cascante.
Este Centro, concretamente, costó algo más de 3,5 millones de €, así que a grosso modo y haciendo cuentas como para andar por casa -que una no es ni economista ni nada que se le parezca y tampoco todos tendrían el mismo coste- si inauguró 30 centros, nos da un total de 105.000.000 millones de €, lo que equivale a un tercio del agujero, que hace insostenible ahora la situación de Navarra, suponiendo que éste ande por los 300 millones, como se comenta.
¿Vienen de aquellos barros, entre otros, estos lodos? ¿Lodos que ahora estarían dando lugar a recortes en Servicios Púbicos que son básicos para la población, como Sanidad, Educación, Prestaciones Sociales…?
La Cultura, término tan amplio, nunca necesitó de grandes y caras infraestructuras para seguir siendo Cultura y seguir avanzado a lo largo de la Historia.